Las brujas son las princesas que aprendieron a luchar y sobrevivir por sí mismas.
Y es que es bien cierto lo que dicen, cuando necesites un milagro, cuando necesites ayuda, busca una bruja. Ellas tienen la sabiduría, el conocimiento, la experiencia.
Y no hablo de brujas viejas de piel verde, verrugas y calderos burbujeantes. Hablo de personas, que no importa edad, problema o situación se han mantenido fuertes, han luchado y han vencido sin la ayuda del caballero de brillante armadura. Hablo de mujeres fuertes, de guerreras de armas tomar, que con y sin miedo, encontraron el poder de hacer frente a sus problemas, ganaran o perdieran. Mujeres que aún siendo derrotadas jamás se rindieron y tras cada batalla afrontaban la siguiente con más experiencia, y sin miedo a volver a caer.
A veces los dragones, demonios y las maldiciones pueden ser algo real. Combatirlos y aprender de ellos, por duro y difícil que sea, terminará dándonos sabiduría, fuerza, experiencia y poder.
¿Sabéis? Nunca me gustaron las princesas. No tenían chicha. En cambio las brujas… ellas sí que sabían… ellas eran las reinas. Además siempre tenían el mejor número musical.
¿Qué niña en su sano juicio escogería la princesa, habiendo una tipa chula, fuerte, poderosa, independiente y jodidamente lista en la película? Pues al parecer todas… porque la princesita bonita se queda con el principe. Total ¿ Para qué? Para que luego su vida no valga nada. Para ser una conformista sin voz ni voto. Para depender de la fuerza de un tercero.
Pero yo era de brujas… yo tenía ambición en la vida. Quería que todo lo que tuviera fuera mío y por mí.
Mi reino, mi poder, mis conocimientos.
Además, siempre que necesité un principe nunca llegó… tardé mucho en darme cuenta que yo misma era mi caballero de brillante armadura. Que yo sola tendría que matar mis propios monstruos. Pero cuando lo comprendí… en ese momento todo cambió. Fue como volver a nacer. Resurgí de mis cenizas y gané todas las batallas que pude con solo mis manos.
Y es ahora cuando entiendo a las brujas. Su poder. Su fuerza. Su sabiduría. Incluso su aspecto si hablamos de los tópicos estéticos de las brujas, no lo digo por “feas”. Lo digo por las marcas.
Las marcas que se te quedan tras cada batalla, tras cada aprendizaje. Algunas se ven otras no. Algunas duelen físicamente, otras psicológicamente, y otras no… pero están ahí. Tú lo sabes. Las conoces. Y de ahí aprendes. De ellas puedes enseñar. De ellas puedes ayudar.
Tus marcas son tu fuerza y tu sabiduría.
Son tu poder.
Soy bruja. Y sin ningún temor, me quito el sombrero ante vosotros.
Atentamente: Realísticamente Rubia.
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